martes, 23 de septiembre de 2008

MI PUEBLO


En un lejano rincón tropical vive una comunidad apacible, en la que todos sus miembros son calvos.

Un sabio viajero notó que también los cerros que la bordeaban lo eran.

El ilustrado andariego, cual juglar autoctóno, se encargó de cantar el pueblo a la vida regional, y la calvicie se volvió el último grito de la moda.

Hoy un calvo tiene en mi patria tanto precio como una palenquera.


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