Allí se ideó para el mundo, el gusto por quemar los billetes en las grandes juergas y en las inovidables borracheras.
La problemática ecológica, y entre ellas la desaparición del papel, empujó al alcalde de la PLATA a incentivar el uso obligado de las monedas.
Hoy en la PLATA, los borrachitos continuan con su gusto ancestral por quemar el dinero, con un gran descubrimiento: dura más el dinero que la misma borrachera.